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Blog Mercado-Vino / Jueves 26 de Marzo de 2015

El Corcho cordobés

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Increíble pero real: el 30 por ciento de los vinos argentinos que utilizan tapones sintéticos, llevan un producto hecho en Córdoba.

La fábrica trabaja tres turnos y produce 70 millones de tapones sintéticos por año. Es sorprendente, pero uno de los principales proveedores de la industria vitivinícola del país es cordobés. Tapi Argentina SA, nació de la mano de Mariano Paz, exejecutivo de una multinacional, que con el apoyo de una tradicional empresa cordobesa se largó por un camino difícil: imponer un producto nuevo. La Pyme también forma parte de una compañía global.

 

–¿Cuánto hace que la empresa está en funcionamiento?

–Nació en 2004, primero habíamos hecho una sociedad con Plásticos Boulevares. Luego fuimos a Italia y conocimos a la empresa Tapi. Hubo como un enamoramiento y rearmamos la sociedad. Argentina en default , pero al inversor italiano, que por entonces tenía una empresa chica, le gustó el proyecto. Y sucedió una cosa increíble.

–¿Qué pasó?

–En una reunión de desconocidos, el mismo día en que nos vimos por primera vez, el italiano nos dijo: “Quiero ser socio, ¿puedo entrar?”. De inmediato cambiamos de planes, volvimos a Córdoba, le transferimos el 33 por ciento de las acciones, llegó la primera máquina y Alberto Babán, el italiano, vino a celebrarlo. En consecuencia la empresa nació el 19 de diciembre de 2004.

–De ahí que son una empresa cordobesa pero pertenecen a un grupo internacional.

–Es simpático, somos una Pyme local, pero el 33 por ciento de las acciones están en manos de un inversor italiano que expandió el grupo por varios países. Todos los negocios de Sudamérica pasan por aquí, por Córdoba.

–Que esta empresa tenga 10 años y no la conozca prueba lo desinformado que estoy.

–Sí, un poco, sí… (ríe) Es que en Córdoba pocos la conocen.

–Usted le dice tapones, yo le voy a decir corchos. ¿Cómo puede ser que haya una fábrica de corchos acá?

–Es raro. Mucha gente plantea lo mismo, incluso gente de bodegas que viene aquí a ver la planta me dice: “Te hago una pregunta…” Y adentro mío ya se que me van a preguntar por qué estamos en Córdoba y no en Mendoza.

–¿Cuál es la respuesta?

–Una alternativa era ir allá. Pero Córdoba tiene una muy buena base de técnicos en el mercado y, además, contábamos con la ventaja de poder instalarnos en el predio de Plásticos Boulevares que fue donde nació el proyecto, donde primero contamos con apoyo de mantenimiento y ahora de seguridad.

–Hizo de incubadora.

–Y también hay una ventaja, Córdoba está en el centro del país y si bien el 70 por ciento de las ventas van a Cuyo, también tenemos clientes en Neuquén, en Buenos Aires, en Salta y en esta misma provincia donde está creciendo bastante la actividad vitivinícola. Lo que perdemos por flete lo ganamos con mayor disponibilidad de recursos humanos capacitados.

–¿En Buenos Aires qué bodega hay…?

–No, le explico. El 90 por ciento de nuestras ventas son tapones para vino, pero el resto son tapones para licores, destilados, bebidas espirituosas, aceites y demás. En particular nos compran mucho del exterior para destilerías de pisco, roces.

–¿Tecnológicamente qué es el corcho plástico?

–El producto es un termoplástico espumado y se fabrica por inyección. El plástico con el espumante que le da la contextura esponjosa al producto, es menos denso y tiene mucho retorno elástico porque debe acomodarse al interior de la botella.

–El tapón entra al cogote de la botella y se expande.

–Claro. Para fabricarlo, el plástico fundido ingresa a un molde con la forma del tapón, lo completa, rota en un carrusel, se enfría y sale. Son moldes rotativos. A las 24 horas ese tapón se imprime mediante clichés con la marca del cliente, el lote y demás datos, y termina con un recubrimiento de silicona que facilita poner y sacar el corcho. Y la última etapa es el conteo y el envasado al vacío. Vendemos por unidades.

–¿Quiénes son sus clientes?

–Los principales clientes argentinos son bodegas como Fecovita, Bianchi, La Rural, Navarro Correas, Nieto Senetiner, Norton, Fin del Mundo…

–Se me empezó a hacer agua la boca.

–Gancia, que compró Viniterra y Orfila, Pernod Ricard que es dueña de Graffigna y Etchart; también Goyenecha, La Rioja, y los cordobeses Luchessi, La Caroyense y demás.

–¿Cuáles son sus competidores?

–A modo general, el principal competidor es el tapón de corcho de alcornoque. Cuando nosotros éramos chicos, el corcho era una pieza completa. Con el paso del tiempo, ese corcho comenzó a desmejorar y terminó en un rejunte de aglomerado de corcho.

–Que es el que más se ve en algunas botellas.

–El tapón de corcho es europeo, mediterráneo. Apareció el tapón sintético ante la queja repetida de consumidores por problemas de calidad. En el mundo latino eso era tomado casi como un arte, dos vinos no son iguales, son como dos pinturas, pero en el mundo sajón no se lo entendía así. El vino es en definitiva un alimento.

–Las 300 botellas de una barrica deberían ser muy parecidas todas.

–Exacto, no puede haber alteraciones entre una y otra. Entonces en Inglaterra, que es un gran consumidor de vinos importados porque no los produce, le encontraron esta solución. A la Argentina llegó más tarde porque las bodegas locales se resistieron mucho a incorporar el tapón sintético. Nuestro país hace vinos del nuevo mundo, pero con raíz latina. Cuando comenzamos en 2004 fue muy difícil vender.

–Hasta que lo metieron.

–Las bodegas exportadoras comenzaron a tener la exigencia de sus clientes externos de llevar tapón sintético. A sus vinos para el mercado interno le ponían corcho y sintético para la exportación a Estados Unidos o Asia.

–Ahora, la pregunta que le deben haber hecho un millón y medio de veces: ¿Es mejor el sintético o el corcho de alcornoque?

–Un tapón sintético y un corcho de buena calidad, tienen características de permeabilidad similares. El gran aporte de nuestro tapón es que es siempre igual: es un producto industrial que sale siempre con las mismas características. La gran contra del sintético, pasa por el marketing.

–Ya vamos a ir a eso, pero ¿los microporos del corcho tradicional no mejoran a la oxidación del vino que es un producto vivo?

–Sí, es cierto eso, pero es variable cuánto oxigena de un corcho a otro. Estos tapones también tienen microporos, pero constantes de uno a otro.

–¿Ustedes lo pueden medir científicamente a eso?

–Sí, contamos con un equipo que nos permite medir el contenido de oxígeno disuelto en un vino, sin necesidad de reabrir la botella en cada medición. Uno puede ver todos los días qué sucede adentro. Con eso hemos comprobado que los tapones sintéticos tienen permeabilidades similares a algunos corchos. Esto le permite al enólogo prever qué va a pasar a futuro en la botella con la oxidación.

–¿Hay vinos para corcho tradicional y vinos para sintéticos?

–Técnicamente la respuesta sería que no, porque el sintético o la tapa a rosca se podrían usar en cualquier tipo de vino. Pero en la práctica y en el marketing la respuesta es sí, hay vinos para corchos y hay vinos para sintético.

–A ver…

–Existen vinos que son tan baratos, que no resisten el precio de un tapón sintético y ponen el aglomerado de corcho. Y hay vinos, digamos, por encima de los 100 pesos, que no aceptarían un tapón sintético por una cuestión de marketing, aunque podría llevarlo perfectamente. En el medio queda la franja de los vinos varietales, jóvenes, blend, con y sin madera, que aceptan el sintético y el consumidor ya los convalidó de muy buen grado.

–¿Cualquier volumen de producción puede comprar corchos aquí? Yo hago 10 mil botellas por año, ¿me vende los tapones?

–Comercializamos 70 millones de tapones por año repartidos en 150 clientes. Tenemos bodegas que llevan 10 millones o 15 millones por año, y clientes de 10 mil tapones. Hacemos 10 modelos y luego la personalización se realiza con cada marca. Si su bodega puede soportar el costo de hacer el cliché y pagar la impresión, le vendo lo que me pida.

–¿Crecieron con esa estrategia?

–Hemos aumentado el volumen de ventas tres veces en cinco años. Quedan bodegas grandes que se siguen resistiendo al sintético. Es cuestión de que vean las ventajas y se animen. A la vez estamos en nuevos desarrollos para el mercado de las espirituosas, con tapones de dos colores, inserción de maderas, aluminio y demás.

–¿Cuánto vale un tapón en el mercado?

–De 50 a 60 centavos de pesos por unidad. Mientras que un corcho va de 30 centavos a 15 pesos que es el único totalmente natural, corteza seleccionada. La dispersión de precios es tan grande como vinos hay en el mercado. Argentina consume 200 millones de tapones sintéticos, el 30 por ciento es nuestro. Tapi es el mayor fabricante nacional de tapones.

–Las bodegas deben querer pagar el tapón lo más barato que se pueda, ¿su negocio es de volumen? –El insumo seco más importante de una bodega es el tapón. Los clientes no nos cambian por un tapón un poco más barato porque el riesgo es grande. Somos rentables por el volumen que vendemos.

–Bueno, o sea que lo más difícil fue convencer a las bodegas.

–Sí, lo más difícil fue conseguir la primera decena de bodegas. Aquí no se puede improvisar. Si un cliente me reclama por un millón de corchos defectuosos, no reclama sólo los tapones, sino un millón de botellas que tuvieron algún problema y que tal vez ya están en Holanda. Entonces, defender el precio es defender la calidad. Colores santos Nombre. Mariano Paz Edad. 49. Casado con María Celeste. Hijos. Catalina y Juan Ignacio. Empresa. Tapi Argentina SA. Socios. Luis Guillermo Weissben y Alberto Babán (italiano). Empleados. 18. Hincha de San Lorenzo. Dice. “Tengo una familia bien federal, mi esposa es santafe­sina, yo soy porteño y mis dos hijos, cordobeses”. Dato. Fue ejecutivo del área ­petroquímica de Petrobras y de otras multinacionales. Deporte. Tenis. Teléfono. (0351) 475-0505. Mail. marianopaz@tapicork.com Web.tapigroup.com